En el corazón de Zacatecas, hace más de seis décadas, un joven emprendedor llamado don Francisco Javier Pérez Arellano comenzó una travesía que cambiaría el panorama gastronómico de la región. A sus escasos 18 años, se aventuró en la engorda de pollos en su tierra natal, Calera de Víctor Rosales. Sin embargo, la necesidad de comercializar su producto lo llevó a trasladarse a Zacatecas, donde, con visión y determinación, inauguró una pollería en el mercado del laberinto.
Así nació, en 1971, Rosticería El Pastor, una empresa que ha resistido el paso del tiempo, enfrentando más de cuatro crisis económicas del país y adaptándose a la evolución constante. Con 52 años de existencia, la compañía se enorgullece de sus raíces zacatecanas y de haber experimentado un crecimiento exponencial, expandiéndose a más de dos decenas de sucursales en la zona conurbada de Zacatecas y Guadalupe.
El giro especializado de Rosticería El Pastor es el pollo rostizado con leña, una técnica que ha perfeccionado a lo largo de las décadas para ofrecer un sabor único y auténtico. Además, la empresa se ha aventurado en la culinaria regional zacatecana, consolidándose como referente en la escena gastronómica local.
No obstante, el camino de éxito no ha estado exento de desafíos. Uno de los momentos más críticos fue la ausencia del líder fundador, don Francisco Pérez, cuya experiencia y sabiduría guiaron a la empresa durante décadas. A pesar de su partida, esta empresa ha mantenido viva la llama de su legado, demostrando un firme compromiso con la honestidad, un valor fundamental que se transmite a cada colaborador.
Actualmente, la empresa se enfrenta a un nuevo capítulo, donde la pasión sigue siendo el sello distintivo que impulsa su éxito. A lo largo de estos últimos tres años, el equipo y la familia Pérez han redoblado esfuerzos para preservar y fortalecer el liderazgo de Rosticería El Pastor en el mercado. Un grupo de empresas que perdura gracias a la dedicación incansable y al trabajo arduo, valores inculcados por su fundador.
En Rosticería El Pastor, la pasión no es sólo un ingrediente en sus recetas, sino el motor que impulsa a sus colaboradores a superar los obstáculos y a ofrecer productos de calidad que deleitan a los paladares más exigentes. El mensaje principal de la empresa es claro: nunca rendirse, ser diferentes y no tener miedo a innovar.