Durante la Semana Santa, el Jueves y Viernes Santo marcan dos de los días más significativos del calendario litúrgico cristiano. Estas fechas varían cada año, ya que dependen del calendario lunar y del equinoccio de primavera.
Jueves Santo
El Jueves Santo conmemora la institución de la Eucaristía durante la Última Cena. También se recuerda el gesto del lavado de los pies, una acción de humildad que realizó Jesús para enseñar el valor del servicio.
En las iglesias, este ritual se representa mediante el ceremonial del mandato, y es común que se retiren los manteles del altar como signo de preparación para el duelo del día siguiente.
Viernes Santo
El Viernes Santo se conmemora la crucifixión de Jesucristo, evento central del cristianismo. Este día se caracteriza por el recogimiento, la reflexión y el ayuno.
Desde los primeros siglos del cristianismo, se estableció como una jornada de luto religioso, donde no se celebra misa y se llevan a cabo actos litúrgicos especiales como el Viacrucis y la adoración de la cruz.
Ambos días forman parte de la tradición religiosa que recuerda el sacrificio y los últimos momentos de vida de Jesús, en espera de la celebración de su resurrección el Domingo de Pascua.
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