En el fútbol mexicano hay pocos clubes fuera de la Liga MX que logren convocar a Chivas, Cruz Azul y Santos a su casa. Mineros de Zacatecas lo hizo. Y no como anfitrión improvisado, sino como eje de una iniciativa que combinó espectáculo deportivo, activación económica y orgullo territorial.
La Copa Bienestar 2025, más allá de los goles y la euforia de los penales, marcó un punto de inflexión para Mineros como institución. En tres días, el club atrajo a miles de aficionados al Estadio Carlos Vega Villalba, movilizó redes sociales, ocupación hotelera y comercio local, y reforzó su papel como marca deportiva con propósito.
“Aquí no se trató solo de fútbol. Fue un mensaje: en Zacatecas también podemos organizar eventos de este nivel, con orden, con afición y con identidad”, ha dicho en diversas ocasiones Eddy López, presidente del club.
Y no se equivoca. Mineros compitió al tú por tú: eliminó a Cruz Azul en penales y dio un gran partido en la final frente a Chivas. Pero lo que más pesó fue lo que pasó fuera del marcador. La gente respondió. Los jugadores se integraron a las calles de Zacatecas, firmaron autógrafos y convirtieron un torneo de pretemporada en una celebración comunitaria.
En lo operativo, el club demostró capacidad de gestión y visión de largo plazo. No fue un torneo espontáneo: fue parte de un plan más amplio de posicionamiento. Mineros hoy no es solo un equipo que compite en Liga Expansión MX; es también una plataforma de formación juvenil con más de 60 academias, un generador de más de 150 empleos directos y un símbolo local que crece sin romper su esencia.
La lógica detrás de este proyecto viene del modelo empresarial del grupo familiar que lo respalda. Como lo explicó Eduardo López en entrevista: “Más que buscar estrellas, buscamos formar personas. Y si el fútbol puede ser una vía para que los jóvenes se arraiguen a su ciudad, estamos cumpliendo nuestro objetivo”.
Ese arraigo es clave. En Zacatecas, como en muchos estados del país, la migración juvenil hacia otros centros urbanos es constante. En ese contexto, el fútbol se vuelve algo más que entretenimiento: es una herramienta para construir pertenencia.
Desde la perspectiva empresarial, Mineros está aplicando principios que muchas marcas quisieran replicar: vinculación con la comunidad, desarrollo de talento interno, sostenibilidad emocional y reputación regional. En otras palabras, está creando valor de marca territorial.
Además, el club ya empieza a generar oportunidades para negocios aliados. Durante la Copa Bienestar, el movimiento económico en hotelería, alimentos, transporte y comercio fue notable. Si ese flujo se institucionaliza con nuevos eventos como torneos o partidos de exhibición, puede construirse un ecosistema real de turismo deportivo en Zacatecas.
El reto será mantener el ritmo. Pero si algo ha demostrado este equipo es disciplina. Desde su gestión interna hasta su presencia en redes, pasando por la formación de sus jugadores, Mineros ha evolucionado como un club con causa, no solo con camiseta: “El fútbol puede ser negocio, puede ser espectáculo, pero sobre todo puede ser legado. Nosotros apostamos por lo último”, resume Eddy.
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