El 22 de noviembre de 1988, México perdió a uno de sus arquitectos más influyentes del siglo XX. Luis Barragán, originario de Guadalajara, Jalisco, dejó un legado que sigue inspirando a arquitectos nacionales y extranjeros, combinando pasión por la belleza, la naturaleza y la arquitectura de paisaje.
Barragán estudió ingeniería civil y arquitectura en Guadalajara, graduándose en 1925. Sus viajes por la costa del Mediterráneo y la contemplación de jardines urbanos alimentaron su interés por el diseño de paisajes, un elemento distintivo de su obra.
Obras emblemáticas y reconocimientos
A lo largo de su trayectoria, Barragán realizó importantes contribuciones arquitectónicas en México:
- Ciudad de México: Capilla del Convento de las Capuchinas, Casa Gilardi y proyectos de urbanismo en el Pedregal de San Ángel, en colaboración con José Alberto Bustamante.
- Guadalajara: Casa González Luna y Casa Cristo.
- Monterrey: Faro del Comercio.
- Ciudad Satélite (1957): Colaboración con Mathías Goeritz en las Torres de Satélite, símbolo del desarrollo urbano mediante estructuras verticales.
A nivel internacional, presentó la primera exposición sobre su obra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (1976) y publicó un libro-catálogo editado por Emilio Ambasz. Recibió reconocimientos como el Premio Pritzker (1980), Premio Jalisco (1985) y el Premio Nacional de Arquitectura (1987).
Casa Luis Barragán: Patrimonio Mundial
Su residencia en Tacubaya, construida en 1948 y conocida como Casa Luis Barragán, es el único inmueble individual en América Latina declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. La casa se ha convertido en referente de la arquitectura contemporánea y es objeto de estudios, exposiciones y mesas redondas organizadas por el INBAL y la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán y sus Contemporáneos, AC.
Los restos de Luis Barragán fueron trasladados a Guadalajara y depositados en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres.
La obra de Luis Barragán continúa inspirando a nuevas generaciones de arquitectos y amantes del diseño, recordándonos que la arquitectura puede combinar belleza, funcionalidad y conexión con la naturaleza. Su legado permanece vivo en cada espacio que construyó y en la manera en que transformó la percepción del paisaje urbano mexicano, dejando una huella que trasciende fronteras y épocas.
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