Emprender no siempre nace de la abundancia. A veces, las mejores ideas surgen en los momentos más inciertos. Así comenzó la historia de Hola Cafecito de Pasada, una cafetería que empezó en la cochera de un consultorio y hoy cuenta con cinco sucursales. La idea surgió de la venta de café en grano, sin embargo, sin un punto de venta fijo, las ventas se complicaron.
Cuando llegó la pandemia, la situación se tornó aún más difícil: sin empleo y con pocas oportunidades, decidió apostar por lo que tenía —el café— y convertirlo en un proyecto real.
Retos que impulsan el crecimiento
El camino no ha sido sencillo. Con el paso del tiempo, más cafeterías comenzaron a abrir en la ciudad, aumentando la competencia. Frente a ello, Hola Cafecito de Pasada mantuvo su enfoque en ofrecer un servicio de calidad, cuidar cada detalle del producto y respetar los derechos de sus trabajadores. 
Otro desafío fue la incorporación de herramientas digitales. Al principio, el manejo de redes sociales fue totalmente autodidacta. Con el tiempo, la marca logró profesionalizar su imagen y crear una comunidad fiel.
Café de calidad y atención personalizada
El éxito de la cafetería también radica en su compromiso con la calidad de los ingredientes. Ofrecen pan de masa madre, leche premium, jarabes de calidad y café de especialidad. Cada taza es preparada con precisión, cuidando la calibración del molino y la máquina de expresso, aspectos fundamentales para garantizar un sabor equilibrado.
Además, la cafetería cuenta con una app que avisa a los clientes cuando están cerca, ofrece promociones y registra sus visitas. Además, en su cumpleaños, cada cliente recibe una bebida gratis como agradecimiento.
En apenas tres años, Hola Cafecito de Pasada se ha convertido en un punto de encuentro para trabajadores, estudiantes, turistas y profesionales, creando comunidad y generando cerca de 40 empleos que reflejan su crecimiento y espíritu colaborativo.
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