En el mundo empresarial mexicano, pocos nombres concentran tanto poder y tan poca exposición pública como el de Germán Larrea Mota-Velasco, presidente y director general de Grupo México, uno de los industriales más grandes y diversificados de América Latina. Bajo su liderazgo, el grupo ha consolidado un imperio que abarca la minería, la infraestructura ferroviaria y la energía, con operaciones que trascienden las fronteras mexicanas y se extienden hacia Estados Unidos, Perú y España.
Larrea, quien rara vez concede entrevistas o aparece en público, ha construido su reputación sobre una mezcla de visión estratégica, prudencia financiera y expansión sostenida. Desde que asumió el mando tras la muerte de su padre, Jorge Larrea Ortega, el llamado “Rey del Cobre”, ha transformado una empresa minera familiar en un conglomerado global con más de 30 mil empleados y una posición dominante en el mercado del cobre, un recurso clave para la transición energética mundial.
Su estilo de liderazgo es tan reservado como efectivo. A diferencia de otros empresarios que buscan protagonismo, Larrea prefiere moverse entre cifras y resultados. Las inversiones de Grupo México se han caracterizado por una gestión sólida del riesgo, diversificación de portafolio y control operacional estricto, factores que han permitido a la empresa mantener una rentabilidad constante incluso en periodos de volatilidad económica o de presión regulatoria. 
Sin embargo, su trayectoria no ha estado exenta de controversias. El grupo ha enfrentado críticas en materia ambiental y social, especialmente en torno a accidentes industriales y concesiones mineras. Aun así, la capacidad de Larrea para sostener el crecimiento y mantener la confianza de los mercados ha reforzado su posición como uno de los empresarios más influyentes del continente.
En los últimos años, Grupo México ha apostado fuerte por la infraestructura y el transporte ferroviario, sectores estratégicos para el desarrollo logístico de México y la región. Con la adquisición de Ferromex y la expansión de proyectos de infraestructura, Larrea ha diversificado sus fuentes de ingreso y posicionado a la compañía como un actor clave en la conectividad comercial del país.
Germán Larrea representa una forma particular de liderazgo empresarial. Su modelo combina discreción con visión de largo plazo, solidez corporativa y una lectura precisa del entorno económico. Su influencia – y la de Grupo México– seguirá siendo determinante en el rumbo económico del país.
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