Ser empresario en México supone toda una serie de responsabilidades. No sólo basta con tener una buena idea, un buen sentido de liderazgo, ni promover un ecosistema económico sano, sino que también es necesario tener en forma y regla las cuestiones tributarias.
Dependiendo de la naturaleza de la empresa, los ingresos generados y el tipo de actividad económica será el porcentaje que los negocios tendrán que pagar. A continuación, presentamos algunos de los impuestos más comunes de los que las y los empresarios deben hacerse cargo frente al SAT:
Impuesto Sobre la Renta (ISR): El ISR es un impuesto sobre las ganancias de una empresa. La tasa de ISR puede variar según los ingresos y la estructura de la empresa. En México, las tasas para empresas solían variar del 30% al 35% sobre las ganancias, pero es importante verificar la tasa actual y las deducciones aplicables, ya que pueden cambiar.
Impuesto al Valor Agregado (IVA): El IVA es un impuesto sobre el valor agregado a los bienes y servicios. La tasa general en México es del 16%, pero existen tasas reducidas y exenciones para ciertos productos y servicios.
Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS): Este impuesto se aplica a ciertos productos y servicios específicos, como tabaco, alcohol, gasolina y otros. Las tasas varían según el producto o servicio.
Impuesto sobre Nómina: Este impuesto se aplica a los salarios y su tasa puede variar según el estado en el que opera la empresa en México. Las tasas pueden oscilar entre el 2% y el 3%. Este impuesto se determina de manera estatal.
Retenciones de ISR: Si eres un empleador, debes retener impuestos sobre la nómina de tus empleados de acuerdo con las tasas establecidas por la ley. Las tasas varían según los ingresos y las deducciones de los empleados.
Derechos por el uso de bienes públicos (como el uso de vías federales o terrenos nacionales): Estos derechos pueden variar según el tipo de uso y la ubicación.