Con una visión que entiende el valor simbólico, cultural y técnico de cada obra, Isabel Borrego Orendaín, CEO de Cucufato Restauración, ha dirigido proyectos que van desde la restauración de esculturas religiosas hasta intervenciones en espacios patrimoniales. En esta entrevista con MVIEW, comparte su experiencia, los retos del sector, y la importancia de profesionalizar la restauración en México.
MVIEW: ¿Qué retos implica coordinar restauraciones de gran formato o en espacios públicos?
Isabel Borrego: Uno de los retos más complicados es el de crear un equipo de profesionales con experiencia en el tipo de obra a intervenir. Casi siempre lo conformo con colegas que trabajan en distintas partes del país, ya que en México hay muy pocas escuelas de restauración y, al año, se gradúan aproximadamente 15 estudiantes, por lo que los restauradores son muy escasos.
En proyectos de gran escala, suele ser necesario instalar andamiaje especial para alcanzar áreas como una cúpula a 30 metros de altura o un retablo con elementos irregulares.
Los materiales, herramientas y equipos necesarios no son comunes y, en muchos casos, solo se consiguen en Ciudad de México, por lo que es clave considerar tiempos de envío y cantidades.
Y, por otro lado, muchos de los proyectos se realizan en espacios en uso, por lo que es necesaria una coordinación con los encargados para que los trabajos de restauración no interfieran en las actividades importantes para los asistentes del lugar.
MVIEW: ¿Cómo manejan la restauración de obras con gran valor emocional o simbólico para una comunidad, como el Cristo de Fresnillo o la Dolorosa de la Procesión del Silencio?
IB: Las restauraciones de carácter religioso son especiales, pues la carga simbólica que las personas le dan a la obra hace que varios de los procesos sean diferentes, como por ejemplo tener que desvestir esculturas de Vírgenes sin la presencia de hombres, o dejar que las personas encargadas le pidan permiso al santo para que podamos restaurarlo.
Es por esto que se debe tener una buena comunicación con los encargados para honrar las tradiciones de la comunidad y evitar faltarle el respeto a los bienes culturales que veneran.
Es muy satisfactorio y bonito poder ser testigo de la alegría y la emoción de las personas que adoran al santo una vez que lo ven restaurado y digno.
MVIEW: Intervienen tanto bienes muebles como inmuebles. ¿Qué diferencias clave hay en la metodología y preparación para cada uno?
IB: En ambas intervenciones, lo primero que se debe realizar es un diagnóstico para conocer el estado de conservación del bien cultural y, en base a esto, crear una propuesta de restauración. Es importante siempre tener en cuenta el contexto de en dónde se resguarda la obra y las actividades que se realizan en su entorno.
El formato y los materiales de los bienes muebles e inmuebles son muy diferentes, por lo que siempre la preparación para una intervención de obras más pequeñas es más fácil que la de una edificación, en donde se deben prever tareas como obtener permisos de entidades reguladoras, la creación de un equipo de trabajo y la colocación de andamiaje y plataformas.
MVIEW: Respecto a la importancia de la profesionalización en restauración. ¿Cuál es el perfil académico y técnico ideal para formar parte del equipo de Cucufato?
IB: En cuanto al académico, busco siempre que tengan una preparación previa profesional, debido a que la teoría es muy importante para tener una base sólida que ayude a resolver problemáticas que vayan surgiendo.
La parte técnica se va puliendo con la experiencia, por lo que es importante que tengan habilidades manuales, pero creo que tiene mucho más peso la actitud: que sepan trabajar en equipo y el deseo de seguir aprendiendo.
MVIEW: Previo a la entrevista mencionó que la comunidad empresarial de restauradores en México es muy pequeña y en Zacatecas es inexistente. ¿Considera que esto limita el alcance de la restauración en el país? ¿Qué impacto crees que tiene esta falta de estructura sobre el patrimonio artístico y cultural a largo plazo?
IB: La falta de empresarios restauradores ha evitado que en general la restauración sea valorada, que no se considere una especialidad y que no se tenga conocimiento de sus implicaciones y alcances. Esto afecta directamente a la parte económica, pues la creencia de que es un trabajo sencillo y el hecho de que arquitectos realicen “restauraciones” sin especialidad resulta en que, en general, el trabajo de un restaurador sea mal pagado.
Es por esto que, a pesar de que los restauradores carecen en el país, muchos buscan otra fuente de ingresos, resultando en que cada vez sea menor la realización de proyectos de restauración, derivando en que la conservación de nuestro patrimonio cultural vaya decayendo.
MVIEW: ¿Cómo puede una marca con historia —como hoteles, bancos o casas productoras— reforzar su identidad a través de la restauración de sus espacios u objetos?
IB: Los objetos culturales o bienes patrimoniales forman nuestra identidad, de dónde somos y hacia dónde vamos; muchas veces no se les da importancia porque, físicamente o económicamente, ya no tienen un valor, pero intervenir los objetos o espacios que fueron parte de su historia honra y evoca los principios, los valores, los objetivos y el propósito con el que se creó la empresa, ayudando a que estos continúen siendo parte de la institución.
MVIEW: De todos los proyectos que han hecho hasta ahora, ¿hay alguno que considere un parteaguas para Cucufato, ya sea por su complejidad, visibilidad o impacto?
IB: La intervención de la obra “Murmullos de Jade” de Pedro Coronel fue una de las primeras restauraciones en donde tuve la oportunidad de comenzar a crecer y de llevar a cabo una metodología y organización previa a la restauración más compleja.