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Eduardo López y Eddy López. Jugada Maestra: La Clave Del Legado Empresarial

En un país donde las empresas familiares generan el 70 % del empleo formal y representan el 52 % del PIB nacional, la historia del Grupo Islo, encabezado por Eduardo López no solo encaja en el molde: lo rompe.

Su origen va más atrás de este milenio. En el Zacatecas de mediados del siglo XX, cuando la economía prestaba pocas oportunidades para emprender, don Isauro López -padre de Eduardo- forjó las bases de una cultura de trabajo que hoy, tres generaciones después, se mantiene firme como un Grupo con 8 Divisiones de Negocios, en 8 estados de la República, que hoy brindan más de 2,400 empleos formales.

Desde los primeros negocios familiares hasta la expansión actual, la cultura empresarial de los López se ha convertido en un caso de éxito para la economía zacatecana y de toda la región. Esto gracias a la disciplina y visión familiar que bajo palabras de padre e hijo, se distingue por trabajar desde abajo, asumir responsabilidades y tomar decisiones con permanencia: 

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“Mi abuelo era ordenado, meticuloso. Mi papá tomó ese ejemplo y lo convirtió en empresa. A nosotros nos tocó modernizarlo sin perder esa base”, resume Eddy López, tercera generación y actual cabeza operativa del club Mineros de Zacatecas, club de fútbol profesional de la Liga Expansión MX que es marca de Grupo Islo.

En contraste con la mayoría de los casos en México, donde sólo 3 de cada 10 empresas familiares sobreviven a la segunda generación y menos del 15 % llega a una tercera, los López hicieron algo distinto: construyeron institucionalidad antes de que fuera urgente.

Durante años, trabajaron bajo un enfoque dual: cuidar la rentabilidad, pero también formar personas. Y esa cultura organizacional fue replicada hacia afuera: empleados de larga trayectoria, baja rotación, sistemas de ascenso interno y un liderazgo que pone el ejemplo desde la base.

Hoy, sus empresas generan empleos, impulsan cadenas de valor y han diversificado actividades que van desde la distribución comercial hasta el deporte profesional. La base de todo sigue siendo la misma: trabajo con visión de familia y de futuro, con raíces profundas y una dirección compartida.

El origen del legado: con un azadón y un puesto de uvas

No hay algo que explique mejor el origen del éxito empresarial de los López que un azadón en mano y una caja de fruta. La historia del grupo empieza ahí, en la agricultura, con la rutina de un padre que no dejaba que el tiempo libre se convirtiera en ocio: 

Su padre, Isauro López, no hablaba de emprendimiento ni liderazgo. Hacía algo más simple: les mostraba. Cada verano, los ponía a vender uvas, luego tunas y después cualquier otro tipo de negocio. Lo que hubiera. Si no había carpas, se improvisaban. Si las tunas espinaban, aprendían rápido a pelarlas. La lógica era clara: no hay lonche gratis.

“Él nos enseñó que lo único seguro es trabajar. Eso lo fuimos aprendiendo mis hermanas y yo, y ahora lo transmitimos a nuestros hijos. Porque en la vida, las dificultades no desaparecen: se sortean”. 

El crecimiento y estructura que le dio Eduardo hizo que el grupo se profesionalizara pero nunca cambió la base: si quieres estar al frente, primero tienes que aprender desde abajo. Por eso, cuando le tocó formar a la tercera generación con sus hijos y sobrinos, no les dio un cargo, les dio una elección: “mi papá decía ‘prefiero que tomes una decisión y te equivoques a que no tomes una decisión y no hagas nada’. Y creo que eso desde muy chicos a mis hijos… y por qué no decirlo eso también lo hacemos con nuestra gente, que tomen decisiones y se arriesguen. Es parte de un legado”, recuerda Eddy López.

Mineros y una apuesta de largo plazo

Cuando el grupo López tomó el control del club de fútbol Mineros de Zacatecas en el año 2020, no lo hizo como una inversión emocional ni para llenar estadios. Fue una decisión empresarial con trasfondo social: usar el deporte como vehículo de identidad, arraigo y desarrollo regional. El reto no era sencillo, el mundo enfrentaba la pandemia y parecería que en plena crisis invertir no era lo indicado; los López vieron la oportunidad. 

“Fue una anécdota muy bonita, que también encaja con la pregunta de que en la pandemia apareció la oportunidad y mientras unos vendían porque eran tiempos de crisis nosotros vimos una oportunidad y fuimos él y yo solos contra el mundo, y bueno pues 5 años después aquí estamos”, explica Eddy, actual presidente del club.

Para entonces, el grupo ya tenía una operación diversificada. Pero el fútbol ofrecía algo diferente: conexión con la gente. “Pensé socialmente. Estos niños en vez de que anden en la calle y se hagan viciosos o se incrusten en los grupos delictivos, pues qué mejor que tenerlos aquí con una ilusión de poder encontrar un trabajo, vivir dignamente haciendo lo que les gusta”, dice Eduardo.

Y los números respaldan la estrategia. El club genera 150 empleos directos, tiene más de 60 academias en ocho estados, 3,000 niños formándose en sus fuerzas básicas y un ecosistema deportivo que impacta a proveedores locales, escuelas y familias. 

“Ha sido muy grato, muy sorprendente también ver cómo va creciendo mi hijo en los negocios. Él se dedicó muchos años a la profesión del deporte, a ser jugador profesional y después de ahí incursionó en uno de las empresas del Grupo como Director de una Distribuidora de combustibles. Después se dio la oportunidad de comprar el equipo de fútbol y con la experiencia que tenía y su profesión pues a 5 años veo que ha hecho grandes cosas”, menciona Eduardo López. 

Para el empresario, Mineros va más allá del fútbol: es la formación de personas, de jugadores, y otros miembros del equipo a quienes hay que darles valores y herramientas. “Estamos educando a muchos jóvenes. Es un proyecto social muy bonito. (A Eddy) le tocó algo que no es fácil, tiene mucha responsabilidad porque hacer las cosas bien te las aplauden muy fácil pero cuando no van bien las cosas deportivamente todo mundo se te echa encima, es mucho estrés”. 

Hacer empresa desde Zacatecas

Zacatecas no es un entorno fácil para hacer empresa. El estado se ubica en el lugar 27 de 32 en competitividad según el IMCO, producto de su rezago en atracción de inversión privada y retención de talento joven: 

“Aquí levantar un negocio no es como en una capital. No tienes el mismo acceso a financiamiento, ni a talento especializado, ni a infraestructura inmediata. Pero si esperas que las condiciones sean perfectas, nunca empiezas”, afirma Eduardo.

Dada esta coyuntura, los López construyeron una operación basada en reglas internas, reinversión constante y un sentido de responsabilidad regional. “Nos enseñaron que cuando algo escasea, lo valoras más. Aquí todo cuesta el doble, pero también se defiende el doble. Eso te forma distinto”, dice Eddy.

En un estado donde muchas marcas se van, el grupo ha apostado por consolidar. Y no desde la nostalgia, sino desde la eficiencia. Como dice Eduardo: “Aquí no hablamos de aguantar. Hablamos de sostener. Porque si solo aguantas, te quedas quieto. Y nosotros no venimos a eso”.

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