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Leona Vicario: Heroína Que Desafió Al Virreinato

El 10 de abril de 1789 nació Leona Vicario, una de las mujeres más representativas de la Independencia de México. Su vida y legado recuerdan la valentía de quienes, como ella, ofrecieron apoyo decisivo a la causa insurgente.

En este mes de septiembre, dedicado a la memoria de la lucha por la libertad, su ejemplo nos invita a reconocer a todas las mujeres que, con convicción y coraje, hicieron posible la Independencia.

De la formación académica al periodismo crítico

Hija de Gaspar Martín Vicario y de Camila Fernández de San Salvador. Leona quedó huérfana a los 18 años, quedando bajo la tutela de su tío Agustín Pomposo Fernández de San Salvador. Gracias a la posición familiar y a los bienes heredados, estudió Bellas Artes y Ciencias, desarrollando una visión crítica frente a su entorno.

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Con esa preparación se abrió paso en el periodismo, publicando en El Semanario Patriótico Americano, El Federalista y El Ilustrador Americano. Fue precisamente en este último donde sus escritos llamaron la atención de los insurgentes, quienes vieron en ella una aliada para difundir ideas y sostener la causa libertaria.

Compromiso con la causa insurgente

Con el inicio de la Guerra de Independencia, Leona no dudó en sumarse. Desde la capital aportaba información sobre los movimientos de las autoridades virreinales y entregaba recursos económicos y materiales para fortalecer al movimiento.

En 1813 contrajo matrimonio con Andrés Quintana Roo, aunque ese mismo año fue encarcelada al descubrirse su participación insurgente. Logró escapar y refugiarse en Oaxaca, pero la persecución no cesó. Tanto ella como su esposo rechazaron abandonar la lucha a cambio de un indulto y se mantuvieron activos al lado de las tropas de José María Morelos y Pavón.

En 1817 dio a luz a su primera hija, pero poco después fue detenida junto con la recién nacida. Nuevamente se le ofreció un indulto, esta vez con la condición de trasladarse a España. Leona aceptó formalmente, aunque fue confinada en Toluca mientras se preparaban los documentos. Finalmente, el gobierno restituyó sus bienes y pudo volver a su casa en la calle de Cocheras, hoy República de Brasil #37, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Allí falleció el 21 de agosto de 1842, a los 53 años.

De la historia al presente

Tras su muerte, su reconocimiento no se detuvo. El 25 de agosto de 1842 fue declarada Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria. Posteriormente, en 1900 sus restos y los de su esposo fueron trasladados a la Rotonda de las Personas Ilustres en el Panteón Civil de Dolores, y en 1925 reposaron en la Columna de la Independencia.

Hoy, su memoria sigue viva en calles, instituciones y homenajes que recuerdan a una mujer que asumió riesgos por la libertad y que se convirtió en referente de valentía y compromiso con su país.

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