El 6 de septiembre se marca un nuevo capítulo en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ). Ese día, el doctor Ángel Román protesta como rector, iniciando un periodo que estará lleno de retos, pero también de oportunidades para encauzar a la institución hacia el diálogo, la conciliación y la responsabilidad social.
Apenas comenzando su gestión, Román enfrenta una de sus decisiones más complejas de su rectorado: definir si ratifica en la propuesta de secretaria general a la doctora Perla Trejo Ortiz o si, en cambio, propondrá a otra persona para ocupar ese cargo que significa el segundo en importancia en la administración universitaria.
Los señalamientos en contra de Trejo Ortiz se centran en su actuación en defensa de Rubén Ibarra, en el juicio penal donde el exrector confesó haber cometido el delito de abuso sexual infantil y fue sentenciado a 4 años de carcel que, por los beneficos que logró, purga en libertad. Alumnas, doscentes, feministas y la sociedad zacatecana se manifiestan porque una persona que defiende a alguien que admitió un delito tan grave, como el abuso sexual infantil, no puede ocupar la Secretaría General de la Universidad Autónoma de Zacatecas.
La Ley Orgánica de la UAZ facilita la decición de Ángel pues el cargo de secretaria general no fue electo mediante votación diecta, es una simple propuesta del Rector que puede quitar, ya que el ordenamiento legal lo faculta para designar a su equipo y someterlo a la aprobación del Consejo Universitario.
Ángel Román enfrenta un dilema: ser el rector de la unidad en la UAZ con la mayor aceptación, el mayor consenso, la mayor libertad y la mayor independencia en la historia de esa universidad, si decide no proponer a la doctora Perla Trejo Ortiz; o ser un rector que continúe la linea política de sus antesesores.
La sociedad observa.