Imaginen cincuenta años latiendo al ritmo de las noticias, hilvanados en tinta y papel. Esa es la historia de Don Paco, un hombre cuyo nombre resuena con la misma calidez con la que se hojea un periódico recién impreso. En aquel lejano 1976, el joven Francisco Reynoso dio su primer paso en el dinámico mundo del periodismo, sin sospechar que su pluma se convertiría en testigo fiel de casi medio siglo de la vida pública del país y nuestro estado.
Desde niño, Don Paco era un devorador de periódicos, sus páginas eran ventanas al mundo. Fue allí, entre noticias y anuncios, donde una escuela llamó su atención: la Carlos Septién. Aunque el futuro era incierto, la curiosidad picó fuerte. Su hermana, creyendo en su inquietud como solo un hermano puede hacerlo, lo impulsó a volar. Y vaya que voló, destacando en las aulas como un talento natural para contar historias.



Su viaje profesional fue un ir y venir por redacciones emblemáticas: El Universal, Diario de México, El Nacional, El Economista e Imagen de Zacatecas. Sus ojos vieron de cerca informes presidenciales que marcaban el rumbo, la audacia de la banca nacionalizada, los pequeños y grandes dramas que pintan nuestra realidad. Con el tiempo, su pluma se convirtió en un punto de referencia que guiaba la reflexión sobre los cambios políticos, sociales y tecnológicos que nos han transformado.
El periodismo de sus inicios era adrenalina pura. Sin boletines ni comodidades, la nota se cazaba a pie, libreta en mano, dictando a través de teléfonos públicos tras largas esperas. Hoy, la tecnología lo ha cambiado todo, de la máquina de escribir a la computadora, del papel al email. Y aunque al principio hubo resistencia, Don Paco abrazó los avances adaptándose al cambio.
La sociedad también evolucionó. Aquella ciudadanía más pasiva despertó, se volvió crítica, participativa. Los jóvenes alzaron la voz, y Don Paco estuvo ahí, acoplándose al nuevo ritmo sin dejar de escribir su verdad.
El destino lo trajo a Zacatecas, buscando un respiro del bullicio de la ciudad de México.


Fue aquí donde Don Paco fundó la columna El Run-Run, publicada desde 2002 hasta 2017 en Grupo Imagen. Su intención era clara: “dar voz a los cobardes”. A través de un estilo ameno y cercano, la columna se convirtió en un espacio para denunciar, opinar y participar. Fue influyente, polémica y ampliamente leída, influyendo en el éxito del medio que llegó a distribuirse en 56 de los 58 municipios del estado.
En 2017, diferencias con la empresa lo llevaron a dejar la columna, pero no a abandonar su labor. Junto con su hijo, fundó Triple ERRE (por Run-Run Reynoso), donde sigue informando con el mismo compromiso.
Hoy, con la perspectiva de 50 años de periodismo a cuestas, Don Paco lo tiene claro: si pudiera hablar con aquel joven lector de periódicos, le diría que sí, que se lanzara a esta aventura. Porque en el periodismo encontró mucho más que un trabajo: encontró su vocación, el latido de su vida.




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