La peculiaridad es un rasgo cuya complejidad es difícil de describir, pero al mismo tiempo, fácil de identificar. En Julio Ruelas, la expresión del mundo se refleja en la novedad de sus obras, sus rasgos oscuros y el ingenio que le permitió hacer combinaciones que, si bien podrían resultar macabras y sombrías, también inspiran fascinación y belleza. Estos adjetivos podrían introducirnos a grosso modo en la pintura del zacatecano Ruelas, pero no son suficientes para dar cabida a lo que es su obra y el impacto que tuvo en el área cultural y artística de México.
Descrito como “el ilustrador maldito mexicano”, este artista, proveniente de Zacatecas, fue uno de los precursores de la corriente modernista del país, a través de obras que le valieron todo tipo de críticas, así como de ilustraciones que creaba específicamente para la revista cultural La Revista Moderna fundada en 1898.
En ésta se consagró una de sus ilustraciones más memorables en cuanto a las temáticas que le obsesionaban, se trata del friso que acompañó el título de la revista durante enero y septiembre de 1903: una mujer desnuda atada y aterrada por la presencia de una serpiente, una reinterpretación de la escultura intitulada Mujer mordida por una serpiente del francés Auguste de Clésinger. 
Mucho se podría advertir del artista a partir de sus interpretaciones, sus creaciones y su manera de plantear el mundo, con los toques de sobriedad y tenebrismo, pero también con la creación de figuras únicas nacientes de su imaginación, su formación y sus influencias. Su formación académica y su estadía en tierras lejanas fue sin duda un impulso para el potencial que alimentaba su ingenio. Llama la atención, sobre todo, el peculiar trato y trazo que llevó a cabo en sus obras más elaboradas, pero también en sus dibujos espontáneos y acelerados, cargados de fluidez y de detalles puestos con determinación.
De Zacatecas a Montparnasse
Un 21 de junio de 1870 nació Julio Ruelas en Zacatecas. Su padre fue un político prominente de la época, lo que llevó a la familia a trasladarse a la capital del país cuando Julio tan sólo tenía ocho años. Su interés por el dibujo y la pintura surgieron desde temprana edad ya que, según se narra, de niño era atraído por los insectos y animales, a los que observaba y posteriormente dibujaba.
El poeta Juan Tablada, quien fue compañero del pintor en la escuela, llegó a comentar que Ruelas “dibujaba todo lo que veía” y que realizaba cuadriláteros de papel cubiertos con dibujos que, al combinarlos, formaban figuras únicas entre anatomías humanas y animalescas.
Luego de pasar una breve temporada en el Colegio Militar decide abandonarlo para dedicarse por completo a sus habilidades artísticas, por lo que ingresa a la Escuela de Bellas Artes a los dieciséis años de edad. Más tarde, en 1892, consiguió ser becado para estudiar en la Academia de Artes de Karlsruhe en Alemania. Durante su estancia se empapó del arte germánico, del cual parten muchas de sus influencias directas: Durero, Arnold Böclink, Pieter Brueghel, Hyerominus Bosch, entre otros.
En 1895 regresa a México y se convierte en uno de los ilustradores de la Revista Moderna, de la cual destacan múltiples ilustraciones y dibujos que acompañaban los textos y poemas.
