Banxico ya inició el proceso para retirar los billetes de 50 y de 1,000 pesos para cambiarlos por nuevas emisiones a las que agregaron más medidas de seguridad y nuevos materiales.
La retirada de los billetes se trata de una estrategia para modernizar y optimizar el sistema financiero del país y a su vez, asegurar su integridad. Dicho efectivo que pertenecía a la familia F y será cambiado por los billetes de la familia G. Estos nuevos billetes que aluden a los seis ecosistemas en nuestro país: ríos y lagos, bosques templados, selvas secas, matorrales y desiertos, costas, mares e islas y selvas húmedas
Características de los billetes de 50
Los billetes de 50 pesos, que ostentan la efigie de José María Morelos y Pavón, se encontraban en circulación desde el 21 de noviembre de 2006. sus elementos de seguridad eran:
- Relieves sensibles al tacto
- Registro perfecto
- Elemento que cambia de color
- Textos microimpresos
- Hilo microimpreso
- Fondos lineales
- Marca de agua
- Polímero
- Ventana transparente
- Fluorescencia
Características de los billetes de 1,000
El billete de 1,000 pesos, que ostenta la efigie del Padre de la Patria, Don Miguel Hidalgo y Costilla, está en circulación desde el 7 de abril de 2008. Sus elementos de seguridad son:
- Relieves sensibles al tacto
- Folios
- Elemento que cambia de color
- Textos microimpresos
- Hilo 3D Fondos lineales
- Hilo de seguridad
- Papel de algodón
- Marca de agua Fluorescencia
- Registro perfecto
- Su material es papel de algodón
El proceso de retiro será de manera gradual, sin embargo dicho cambio no implica que perderán su valor. Puedes seguir pagando con ellos en la tiendita de la esquina, pero al momento de que lleguen a un banco, el billete de 2006 o 2008 será cambiado por otro billete de la familia G de la misma denominación. Los viejos serán depositados en el Banco de México y no volverán a ser entregados al público.
Si tienes algún billete de 50 o de 1000 emitido en 2006 o 2008, puedes acudir a cualquier banco donde te los cambiarán sin ningún coste adicional.
Por Paloma Anguiano