Cada 24 de noviembre se celebra el Día Mundial del Vino Tinto, una fecha que recuerda la permanencia de esta bebida en la gastronomía mundial y en celebraciones sociales. El vino tinto se ha ganado un lugar especial en la mesa por su sabor, versatilidad y presencia en la cultura alimentaria global.
¿Qué es el vino tinto?
El vino tinto, también conocido como vino rojo, se elabora a partir del mosto de uvas tintas, cuya piel aporta su color característico. Después de su fermentación, el líquido se conserva en barricas y su tiempo de reposo determina diferentes categorías comerciales:
- Joven o de año: con poco o ningún tiempo en barrica.
- Crianza: descansa entre seis y doce meses en barrica y posteriormente pasa dos años en botella antes de salir al mercado.
- Reserva: pasa un año en barrica y al menos tres años de reposo total antes de su venta.
- Gran Reserva: envejece mínimo dieciocho meses en barrica y permanece en botella hasta comercializarse en su sexto año, reservado para cosechas excepcionales.
De acuerdo con el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), el vino tinto es una de las bebidas alcohólicas más consumidas en el mundo y su producción y composición han sido objeto de estudio durante años. Su elaboración y fermentación intervienen en la formación de compuestos que han llamado la atención de investigadores por sus posibles beneficios para la salud.
Hallazgos basados en estudios in vivo e in vitro citados por el CIAD indican que la ingesta moderada y opcional de vino tinto podría contribuir a la prevención de enfermedades crónicas. Las recomendaciones señaladas proponen una cantidad diaria aproximada de 200 ml. para hombres y 100 ml. para mujeres.
El papel del resveratrol
Entre los antioxidantes presentes destacan los polifenoles, como el resveratrol, las antocianinas y las catequinas. El CIAD explica que el resveratrol es un compuesto al que se atribuyen efectos cardioprotectores. Su función se relaciona con la neutralización de radicales libres asociados con estrés oxidativo, un factor presente en enfermedades como diabetes, padecimientos cardiovasculares y trastornos celulares.
Además, estudios citados señalan que este antioxidante puede atravesar la barrera hematoencefálica, lo que permite actuar en el cerebro y las células nerviosas. También se ha descrito su posible efecto para reducir la agregación plaquetaria y contribuir a evitar la formación de coágulos sanguíneos.
Las investigaciones mencionadas indican que el potencial del resveratrol puede reforzarse a través de una alimentación equilibrada, como la dieta mediterránea, que integra vegetales, pescado, frutas, alimentos con fibra y, de forma opcional y moderada, vino tinto como parte del estilo de vida.
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